Escuchamos anécdotas, leemos, escribimos. Compartimos problemas en el triángulo feroz de víctima y victimario. Estamos inmersos en múltiples escenarios que aparecen y desaparecen dejándonos ilesos o destruidos. Pero todas las situaciones del transcurrir pudieran seguirse desde fuera de la caja.
Pensar y pensar cómo se van armando y destruyendo las materias de lo que están hechas nuestras problemáticas pudiera ser un análisis parecido a seguir la lógica de un circuito. Y estas relaciones y cambios espaciales de las formaciones visualizadas, con educación, nos permitirían ver escenas abstractas pero que son las condensaciones de nuestras acciones.
Si llegaramos a la conclusión de que siempre se comportan asi y que hay regularidades que siempre están presentes en un hecho ocurrido. La mente asumiria un sentido de la modelación que nos pasaria fronteras sin dejar rastros. En esos casos las estructuras se marchan de su cometido y el Efecto Orfeo hace un espectáculo propio y es aceptado convincentemente.
Lo que prepara al mecanismo es la propia naturaleza en su carácter puramente oscilatorio. Porque ella para oscilar necesita de los polos. Y en su madeja de multiplicidad va quedando un remanente que es como la condensación de la lucha: Ya establecido el proceso y alejado de lo que le dio lugar se ve más claro el mecanismo y sucede frecuentemente. Viene a ser como una zona intermedia propicia para que a baja intensidad se promueva esa facultad de Higgs o algo Sats. Que son saltos sobre la cascara dura de nuestras circunstancias.
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